Ansiedad y depresión

porque tengo ansiedad y depresion

¿Habías pensado antes en la función que tienen el enfado, la ansiedad y la depresión?

Cuando estas respuestas naturales se quedan enquistadas en nosotros mismos y dejan de ser una reacción ante un peligro para convertirse en comportamientos habituales , patrones de conducta y/o trastornos, pierden su función protectora y comienzan a dificultar nuestra forma de relacionarnos y afrontar la realidad.

Hoy quiero compartir contigo mi visión sobre algunos de los trastornos afectivos que más veo en consulta: la ansiedad y la depresión. Para ello, me apoyo en el enfoque de la doctora Lorna Smith Benjamin, entre otros autores.

Enfado


El enfado es una emoción que surge para poner límites entre tú y el otro. Quiere separar, crear distancia. Es una respuesta natural y saludable.
Está bien enfadarse y marcar límites. Sin embargo, es importante observar la intensidad y la frecuencia con la que aparece esta emoción. ¿El enfado te permite escuchar y entender la perspectiva del otro? ¿Eres capaz de ponerte en sus zapatos? ¿Te abre espacio para negociar o solo vale tu opinión y tus límites?
Cuando el enfado no logra frenar aquello que te amenaza y no puedes distanciarte, suele aparecer la ansiedad.

Ansiedad


La ansiedad te invade, crece y termina ocupando un espacio que no le corresponde.
Es compañera del miedo y el estrés, y viene a advertirte sobre algo que percibes como peligroso. Su función es protegerte frente a esos miedos y preocupaciones.
La ansiedad moviliza tu energía mental: miedo, pensamientos intrusivos, alertas constantes. Envía señales a tu cuerpo y mente para activarte y escapar o enfrentar la amenaza.
Pero, ¿la intensidad y frecuencia con que se manifiesta te permiten ver con claridad y actuar de manera adaptativa ante lo que enfrentas?
Seguramente, la ansiedad ha cumplido su función protectora, pero ¿su forma actual se ha convertido en un problema para ti?
Cuando la mente agota todas sus “herramientas activas” (enfado, ansiedad, estrés, control…), recurre a la única opción pasiva que le queda: ir hacia adentro. Evitar, esconderse, dejar de luchar.

Depresión


Te desconectas porque crees que no tienes suficientes herramientas para defenderte ante lo que duele y amenaza. Dejas de confiar en tus recursos para enfrentar el dolor.
La depresión, esa tristeza profunda y constante, es quedarse anclado en lo que fue, en lo que querías que fuera, en lo que podría haber sido… Es quedarse en la sombra del dolor y permitir que te paralice.
Y esto también está bien.
Es tu forma de resguardarte, y qué bien que la hayas encontrado. Pero habitar ese lugar de manera constante, ¿es un refugio o una jaula oscura de la que no puedes salir?
Sentir vacío, desesperación, frustración y tristeza duele. Pero duele aún más permanecer ahí, atrapado en esas sensaciones.

Gracias por leerme.

Claudia.

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