Sanar las heridas

Nunca me han gustado las tiritas. O se pegan mal y al final la herida empeora, o se mantienen solo un tiempo antes de caerse, pero igualmente la piel necesita aire para sanar. En resumen, las tiritas no curan.

Algo parecido nos pasa a nosotros en la vida. Lo que nos pasa, los síntomas, son solo la superficie de la herida. La verdadera causa, el origen, está más profundo, en la herida en si.

Por más tiritas que pongamos a nuestros síntomas, no se van a resolver nuestros verdaderos problemas.

Tal vez encontremos una solución de forma temporal, una tirita que alivie por un tiempo determinado, pero bien sabemos que eso no es la cura.

Las heridas las sanamos nosotros.

En terapia podemos empezar ese proceso. Dándole un espacio, aunque sea pequeño, al dolor que generan, a los miedos que despiertan, a los deseos que esconden. Entendiendo cuál es su impacto en tu vida. Y, sobre todo, dándote un lugar a ti, para que veas lo que realmente quieres y puedes hacer con ellas.

Hay muchas maneras de sanar, lo importante es que encuentres la que mejor te funcione a ti.

Gracias por leerme.

Abrazo.

C.

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