Crisis personal: cuando tu vida sigue pero tú no
Hay momentos en la vida en los que no pasa “nada grave”… pero por dentro se mueve todo.
Te notas ahogado, aunque sonríes.
Te notas abrumado, aunque cumples con todo.
Y vas en silencio, tragando palabras que no dices y deseos que ni te dejas sentir.
Como si la vida siguiera su ritmo… pero tú te hubieras quedado atrás.
A esto muchas personas lo llaman crisis personal, crisis existencial…
A mí me gusta llamarle ese punto en el que te das cuenta de que tu vida no encaja con quien eres.
Y quizá lleva mucho tiempo sin hacerlo…
¿Cómo se siente una crisis existencial?
No siempre llega con un gran evento.
A veces aparece en pequeñas señales, invisibles para los demás pero no para ti:
Un nudo en la garganta cada mañana.
La sensación de vivir en automático.
Dudas que te muerdes la lengua para no expresar.
La incapacidad de decir “no”, incluso cuando algo te hace daño.
Miedos que no compartes para no molestar.
Ese vacío extraño después de “hacer todo lo que toca”.
Por fuera, funcionas. Pero por dentro… ¿te has preguntado dónde estás tú en todo esto?
El silencio que duele: cuando no dices lo que necesitas
Puede que hayas aprendido a silenciarte para conservar vínculos:
No dices lo que sientes para evitar conflictos.
No defiendes lo que quieres para no decepcionar.
No dices “esto no me hace bien” por miedo a quedarte sola/o.
Te adaptas, cedes, te acomodas… hasta que dejas de reconocerte.
Ese silencio no te protege.
Ese silencio te borra, poquito a poco.
Y cuando llevas mucho tiempo borrándote, es normal que algo dentro empiece a pedir un cambio, aunque dé miedo.
No hay nada roto en ti: te estás escuchando por primera vez
Este malestar no es un fallo. Es una señal de que necesitas darte voz y voto en tu propia vida.
Lo que te pasa no es debilidad.
Es algo interno diciendo:
“Ya no quiero vivir callando lo que siento.”
“No quiero seguir con miedo a perder a los demás.”
“Quiero estar en mi vida… no solo cumplirla.”
Escuchar esto da vértigo, porque si lo tomas en serio… puede que cambien cosas: relaciones, hábitos, decisiones, maneras de estar.
Pero negarlo te cambia aún más: te apaga, te desconecta, te hace pequeño/a en tu propia vida.
¿Y ahora qué? Pequeñas reflexiones para empezar a salir de esta crisis
No necesitas transformar tu vida de golpe. Solo empezar a darte espacio:
1. Pregúntate qué te hace bien… de verdad.
No lo que “debería”, sino lo que a ti te calma, te nutre y te acerca a ti.
2. Nombra lo que te pasa.
Ponerlo en palabras es infinitamente más sanador que esconderlo.
3. Di un “no” pequeño cada día.
No es rebeldía. Es autocuidado.
4. Tolerar el miedo no es lo mismo que ceder al miedo.
Puedes temblar… y aún así actuar.
5. Recuerda esto:
Si tu presencia depende de callarte, no es presencia: es supervivencia.
Una crisis personal te recoloca
Este ‘romper’ duele sí, pero quizá, te permite recolocarte para que tu vida encaje contigo, y no con los miedos que aprendiste.
A veces la vida te empuja a una crisis para que empieces a vivir desde ti, y no desde lo que los demás esperan.
Si quieres empezar a poner palabras a lo que te pasa, puedes escribirme y lo vemos juntas.
A veces, el primer paso para salir de la crisis… es dejar de atravesarla en silencio.
Con cariño,
Claudia