¿Para qué sirven las emociones?
Las emociones, los sentimientos y los estados de ánimo son procesos afectivos. Tienen que ver con nuestro mundo interior, con nuestro sentir más profundo, y están íntimamente ligados a nuestras experiencias personales.
Podemos entender a las emociones como experiencias afectivas intensas, breves y con un fuerte componente físico. Es decir, el cuerpo expresa lo que estamos sintiendo.
Cuando sentimos miedo, el cuerpo se activa para huir.
Cuando sentimos enfado, aumenta la tensión, nos preparamos para reaccionar.
Cuando aparece la tristeza, el cuerpo se recoge, llora, se aísla.
Y cuando sentimos alegría, el cuerpo se abre, comparte, vibra.
Las emociones son señales que nos informan de cómo van las cosas para nosotros, de cómo estamos viviendo lo que nos ocurre.
Y, aunque a veces incomoden, su función no es molestarte: es ayudarte a entenderte.
¿Por qué nos cuesta tanto sentir?
A lo largo de nuestra vida, aprendemos —a veces sin darnos cuenta— a reprimir, sustituir o desbordar nuestras emociones.
Quizá aprendiste que estar triste no estaba bien, o que cuando te enfadabas nadie sabía cómo acompañarte.
Y eso fue dejando huellas. Te adaptaste. Pero al hacerlo, es posible que también te alejaras de la posibilidad de entender tus emociones y aprender a gestionarlas, en vez de actuar desde la reacción automática.
Una frase que escucho con frecuencia en consulta es:
"No me gusta sentirme así" o "¿Cómo hago para dejar de sentir esto?".
Y lo entiendo. Claro que no nos gusta sentirnos tristes, decepcionados, enfadados.
Estas emociones duelen. A veces nos confrontan con heridas profundas.
Pero si algo duele, ¿crees que ignorarlo hará que desaparezca?
¿Crees que evitarlo lo hará dejar de existir?
A veces parece que sí… pero ya sabemos que las apariencias engañan.
Y tus emociones no lo hacen. Tus emociones no te mienten.
Escuchar lo que te pasa
Hay momentos en los que la vida nos enfrenta a emociones que preferiríamos no sentir.
El dolor llega. La tristeza se asoma. El enfado, la frustración, la impotencia… aparecen sin pedir permiso.
Y aunque quisiéramos ignorarlas o hacerlas desaparecer, siguen ahí, esperando ser escuchadas.
Tus emociones no están en tu contra.
Vienen a mostrarte lo que estás viviendo.
Cuando las ignoras, te ignoras a ti.
Y cuando las ignoras, quizás estás perdiendo la oportunidad de comprenderte.
Gracias por leerme.
Con cariño,
Claudia.